Ciudades Privadas Libres
La siguiente fase de desarrollo para nuestra convivencia
Imagine un sistema en el que el proveedor de “servicios de gobierno” es una empresa privada, la cual ofrezca la protección de la vida, libertad y propiedad. Un servicio que incluye la seguridad tanto interna como externa, un marco legal y regulatorio, y un proceso de resolución de disputas privado. Un servicio por el cual usted pagaría una cantidad anual contractualmente fijada. Usted tendría el control sobre cada aspecto de su vida – podría hacer lo que quisiera, solamente limitado por los derechos de los demás y las reglas de convivencia acordadas previamente.
Este “Contrato de Ciudadanos” no puede ser alterado unilateralmente por el proveedor de servicios de gobierno. Disputas entre usted y el proveedor de servicios de gobierno serán resueltas en tribunales de arbitraje independientes, tal es el caso actualmente en disputas de comercio internacional. En caso de que el operador ignore las sentencias arbitrales o abuse de su poder de cualquier otra forma, sus clientes pueden terminar la relación contractual – al perder clientes, el proveedor toma el riesgo de caer en bancarrota. Por lo tanto, el operador tiene un riesgo económico propio y a la vez un incentivo para ofrecer el mejor servicio a sus clientes y cumplir el contrato como fue acordado en un principio.
Mientras los sistemas políticos convencionales llegan a su limite, las Ciudades Privadas Libres presentan una alternativa pacifica y voluntaria de gobernación.
Los sistemas políticos actuales han desarrollado bastantes fallas que permiten a un grupo pequeño de individuos de hacerse con el poder y enriquecerse a si mismo y sus partidarios a expensas del resto de la sociedad. Políticos usan dinero ajeno para comprar votos a cambio de programas de bienestar “gratuitos” e incrementar su fama propia. El supuesto contrato social – que define la relación entre el ciudadano y el gobierno – puedo ser alterado en cualquier momento y de forma unilateral por el gobierno.
Este es un sistema que por ley permite realizar expropiaciones a favor de terceros sin el consentimiento de todos los individuos involucrados (por ejemplo, en forma de impuestos o contribuciones a la seguridad social). Un sistema que no tiene en cuenta a todos los individuos participantes no puede, a largo plazo, crear un convivir pacifico y optimo entre todos. La expropiación socava los cimientos mas básicos de nuestra sociedad y pone en riesgo, a través del poder estatal, la cooperación voluntaria entre individuos.
Es hora de innovar el sistema actual y resolver las fallas existentes, es tiempo de introducir nuevas ideas en el “mercado de la convivencia”.
Cómo es la vida diaria en una Ciudad Privada Libre?
Proyectos innovadores y disruptivos como Uber y Airbnb serán mas que bienvenidos en una Ciudad Privada Libre. Empresarios privados podrán proveer todos los servicios necesarios a los ciudadanos, desde hospitales, colegios y jardines de infantes hasta la recolección de basura y transporte publico. Cada residente es libre de asegurarse de forma privada de acuerdo con sus necesidades y gustos. Cualquier individuo será libre de ofrecer sus productos y servicios sin la necesidad de autorizaciones o licencias burocráticas – y será también libre de aceptar la divisa o moneda que desee, incluyendo criptomonedas. La Ciudad Privada Libre también ofrecerá posibilidades para trabajadores poco cualificados. Debido a la inexistencia de restricciones labores como el salario mínimo, trabajadores con poca experiencia o cualificaciones no serán excluidos del mercado laboral, pero tendrán la oportunidad de ser parte de el. Nuevos medicamentos y tratamientos de salud estarán a disposición de cualquier adulto que quiera probarlos con conocimiento del riesgo potencial. Además, las restricciones ambientales solo se aplicarán a productos y procesos industriales de alto riesgo, según lo determinado por investigaciones científicas y no por el pánico. En una Ciudad Privada Libre el vandalismo y crimen es casi inexistente, un lugar en el que es posible dejar a los hijos jugar en la calle por la noche sin tener que preocuparse por su seguridad.
Las personas no son instigadas unas contra otras por la política o ideologías, que ya no juega un papel significativo. En esta sociedad, no existe ni el parlamente ni el banco central – el activismo político, por lo tanto, dejará de jugar un rol en la vida diaria de las personas. Debido a las pocas regulaciones y burocracia, los residentes de la Ciudad Privada Libre son libres de innovar y así, mejorar la productividad de la sociedad. El libre comercio juega un rol esencial, todas las importaciones estarán libres de aranceles e impuestos. Los residentes no pagaran impuestos más allá de la contribución anual. Debido a esto, incluso los que reciben bajos ingresos tendrán un alto nivel de vida.
Como el gobierno no puede manipular ni la moneda ni las tasas de interés, el poder adquisitivo de los residentes aumentará constantemente. El sistema de pensiones será privado y permitirá la jubilación cuando el individuo lo considere apropiado.
El activismo político, las luchas por redistribuir la riqueza de otros y la agitación de los grupos sociales prácticamente desaparecerán. Los residentes saben que no pueden interferir en los contratos de sus conciudadanos y respetan los diferentes puntos de vista de cada uno. Las personas vuelven a ser responsables de cuidarse a sí mismas y, por lo tanto, automáticamente tienen más confianza en sí mismas, son más estables y más realistas en sus evaluaciones. Después de dos generaciones como máximo, las Ciudades Privadas Libres serían más ricas, más libres y más pacíficas que todo lo que hemos conocido hasta ahora.
Utopía o modelo de negocio?
El establecimiento de una Ciudad Privada Libre requiere un acuerdo contractual con un estado existente. En este contrato, la nación anfitriona otorga a la empresa operadora el derecho de establecer la Ciudad Privada Libre en un territorio definido según las condiciones acordadas. ¿Pero por qué un estado soberano estaría de acuerdo con esto?
Como en cualquier transacción, sólo hay una razón: sus propios intereses. Un estado soberano puede acordar renunciar a algunos de sus poderes en un territorio determinado si esperan obtener beneficios de esto. Por lo tanto, debe crearse una situación en la que todos ganen. El establecimiento de Ciudades Privadas Libres en zonas estructuralmente débiles no sólo aumenta el atractivo de la región aledaña, sino que también crea puestos de trabajo e inversiones en la región, lo que en última instancia beneficia al estado anfitrión.
En una Ciudad Privada Libre, cada individuo es su propio soberano. Por un acuerdo voluntario, el individuo a cerrado un contrato con un proveedor de servicios – el “Contrato de Ciudadanos”. Ambas partes tienen los mismos derechos formales y por lo tanto están legalmente en igualdad de condiciones. La relación entre la autoridad y el subordinado es sustituida por la relación entre el cliente y el proveedor de servicios. A diferencia de los sistemas convencionales, en los que el ciudadano está obligado a pagar impuestos sin tener el correspondiente derecho a beneficios, en una Ciudad Privada Libre los servicios y las contraprestaciones están directamente relacionados. Ambas partes contratantes tienen derecho a cumplir el contrato, es decir, el operador puede exigir el pago de la contribución fija del ciudadano contratante, pero sin tasas adicionales. A su vez, el ciudadano puede demandar al operador por el cumplimiento de sus obligaciones contractuales, por ejemplo, garantizar la seguridad y el funcionamiento del sistema de derecho civil. Quién es actualmente responsable de la empresa operadora o a quién pertenece a ella no es relevante para el funcionamiento del modelo.
Por lo tanto, una Ciudad Privada Libre no es una utopía, sino una idea de negocio cuyos elementos funcionales ya se conocen y que debe ser transferida sólo a otro sector, el de la convivencia.
Básicamente, como proveedor de servicios, el operador sólo proporciona la estructura en la que la sociedad puede desarrollarse abiertamente en el sentido de un „orden espontáneo“ (según F.A. Hayek).
Una vez que se establezcan las primeras Ciudades Privadas Libres, surgirá una clase de activos completamente nueva y altamente rentable. Esto se debe a que tanto el “software”, es decir, la estructura legal y contractual, como el “hardware”, es decir, el plan maestro y la infraestructura, pueden ser reutilizados cuando sea necesario y adaptados en todas las direcciones posibles.